06 February 2009

Virgen de Suyapa: Patrona de Honduras


La tradición cuenta que la imagen de madera, de apenas 6,5 centímetros de alto, fue hallada el 3 de febrero de 1747 por el labriego Alejandro Colindres y su pequeño sobrino Lorenzo Martínez en el cerro El Piligüín, al norte de Tegucigalpa, donde tenía sus cultivos de maíz y frijoles.

En la oscuridad de la noche, Alejandro Colindres no se percató de la imagen tallada en madera oscura y que en repetidas veces le ocasionaba molestias al disponerse a colocar su cabeza sobre el yagual que los labriegos antes terciaban alrededor de su cintura para múltiples usos y que en casos de esta naturaleza utilizaban como almohada.

Lo que él consideró esa noche como un estorbo para poder dormir, lo guardó en su alforja y a la mañana siguiente se la entregó a su madre Ana Caraballo y a su hermana Isabel Colindres.

Pequeña, de apenas seis y medio centímetros de alto, la imagen de la Inmaculada Concepción de María, tallada en madera de cedro, cabía en la mano del niño Lorenzo. Su rostro ovalado con facciones de una mujer indígena, con ojos grandes, boca diminuta contrastando con su nariz respingada, se enmarcan en una larga cabellera negra que cae hasta los hombros a la altura de la capa azul oscuro tachonada de diminutas estrellas doradas, saliendo en la parte frontal sus pequeñas manos entrelazadas en acción de oración.

El gran milagro de la Virgen de Suyapa surge cuando el capitán Joseph de Celaya, mayordomo de la hacienda San José de El Trapiche, padeciendo del entonces llamado "mal de piedras" (cálculos en la vejiga) manda a que le lleven a su lecho a la milagrosa imagen ya que los brebajes y los medicamentos que le aplicaban no le representaban mejoría alguna.
El capitán De Celaya le prometió a la Virgen que si lo curaba de aquel tormento que sufría, le construiría una ermita en la aldea y a sufragar misas en su honor durante todo el año.

Al siguiente día de la visita de la Virgen a El Trapiche, el señor Celaya expulsó las piedras que le martirizaban y aquel milagro se divulgó entre los vecinos del lugar, entre los pobladores del Real de Minas de Tegucigalpa y el prodigio fue revelado en detalles a las autoridades eclesiásticas de Honduras.

Cumpliendo en parte su promesa y con las aportaciones de muchos creyentes se construyó la ermita en 1780 en un predio donado por el señor Bernardo Fernández dueño de la hacienda, levantando las paredes de adobe alineadas sobre cimientos de piedra acarreada del cerro de Coyapa nombre original de la aldea.

Su exaltación como patrona de Honduras la hizo su santidad el Papa Pío XI en 1925 siendo Arzobispo de Tegucigalpa monseñor Agustín Hombach prelado que decretó ese año como su día el 3 de febrero ya que antes, desde su hallazgo hasta 1924 la festividad de Suyapa se celebraba el día de la Virgen de la Candelaria el 2 de febrero.

Monseñor Morales Roque traspasó a la junta la escritura mediante la cual la familia Zúñiga-Inestroza donaba el terreno para que en él se erigiera el nuevo santuario y le otorgó las facultades para recaudar fondos, contratar diseñadores y todo lo concerniente a la construcción del nuevo santuario al que muchos indebidamente llaman basílica.

La labor fue muy larga pero en el camino se identificaron con el proyecto personas como doña Laura Vijil de Lozano y un grupo de damas e instituciones que prestaron su decidido apoyo para que el nuevo santuario sustituyera a la vieja ermita que se levantó en 1780.

A este hermoso templo llegó el 8 de marzo de 1983 su santidad Juan Pablo II para rendir su tributo y devoción a la madre de Jesucristo oficiando una misa concelebrada con el arzobispo capitalino monseñor Héctor Enrique Santos y el obispo auxiliar monseñor Oscar A. Rodríguez hoy cardenal de la Iglesia Católica y titular de la Arquidiócesis de Tegucigalpa.

Suyapa en lengua indígena significa "En aguas de las palmeras".

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